AÑO NUEVO, UNDÉCIMA DERROTA
El regreso de Carlos Granero al banquillo del Alicante se vio empañado por una nueva derrota, la undécima de la temporada, y la quinta consecutiva. El Real Murcia supo pescar en aguas revueltas y lograr un balsámico triunfo después de quince meses de sequía lejos de su feudo.
El técnico valenciano apostó por un once atípico. Se saltó el guión de los últimos antecesores en su cargo, es decir, decidió dar una oportunidad a futbolistas que no venían contando hasta la fecha como son los casos de Álvaro y Luis Gil, que fueron titulares, y de Capi, que salió en la segunda mitad.
Esto puede tener una lectura lógica. Toque de atención a los que hasta la fecha se creían con un puesto fijo en las alineaciones y que, de momento, no han aportado mucho al equipo.
El grupo mostró actitud, por lo menos algunos de ellos. El ejemplo más claro estuvo en Tito. El capitán, cuando fue sustituido en el minuto 50 por Ismael, cogió el túnel de los vestuarios y se retiró con muestras de enfado. Eso es actitud. Quizás, en otro caso, el futbolista sustituido se hubiera marchado sin rechistar.
Otra lectura que se pudo sacar de la derrota de ayer es que muchos de los jugadores que llegaron en el mercado estival calentaron banquillo, sobre todo del centro del campo hacia arriba.
Granero confió en Pedro, un futbolista que está demostrando implicación, y que poco a poco se está ganando un hueco en el once inicial. Peragón o Francisco se tuvieron que conformar con ver el partido desde el banquillo, ya que el preparador optó por situar a Azkoitia de media punta, sin duda, el mejor de ayer.
Conscientes de la importancia de los puntos en juego, el Alicante saltó al terreno de juego con ganas, recordaba a aquel equipo que la pasada temporada atemorizaba a sus rivales, pero fue pasajero. Duró 20 minutos, los suficientes para que el Real Murcia, que llegaba también con entrenador nuevo, comenzara a manejar el centro del campo por mediación de un incansable Movilla; y a poner cerco al marco defendido por Unanua con peligro, en las figuras de Iván Alonso y Aquino.
Jarro de agua fría
Estos dos fueron los protagonistas del primer gol del partido. El canterano asistió a Alonso con un certero pase que no desaprovechó para poner al Murcia por delante en el marcador.
Este castigo hizo levantarse a los celestes, y gozaron de varias ocasiones, por mediación de Ricardo Cavas y Azkoitia.
Pero unas inocentes manos de Germán dentro del área echaron al traste todo el trabajo realizado, no sólo hasta ese momento, sino durante toda la semana.
Iván Alonso puso el segundo en el electrónico antes del descanso, y llevó la decepción a los graderíos. Tras el paso por los vestuarios, el Alicante lo intentó, pero más con el corazón que con la cabeza. Capi lo intentó, y Azkoitia hizo lo propio, pero no fue suficiente. Los locales volvieron a evidenciar falta de pegada, algo que le sobró al Real Murcia que se llevó los tres puntos del Rico Pérez.
LO MEJOR
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