VUELTA A LAS ANDADAS
Más de cinco mil espectadores se dieron cita ayer en el José Rico Pérez. Querían premiar al Alicante por su triunfo ante el Hércules, y además, esperaban mantener vivo el espíritu del derbi ante un rival directo como es el Alavés para, en caso de victoria, jugársela siete días más tarde ante el Sevilla Atlético. Pero mi gozo en un pozo.
El conjunto que entrena Manix Mandiola bajó al suelo al cuadro de José Carlos Granero, que llegaba con la moral por las nubes, todo lo contrario que un Alavés que sumaba cuatro derrotas consecutivas.
El técnico celeste lo avisó el viernes: «El rival llegará como llegamos nosotros al choque con el Hércules». Y acertó. Además, en la previa del partido incidió en la peligrosidad del cuadro vasco en jugadas a balón parado. Y acertó de nuevo; dos goles sin estar el cuero en movimiento.
El Alicante se quiso parecer al Alicante del pasado sábado ante el conjunto de Mandiá. No obstante, y sin que se molesten en Vitoria, no es lo mismo preparar anímicamente un partido ante el Hércules como ante el Alavés.
Si ante los blanquiazules, Granero le ganaba la partida táctica a Mandiá, ayer, Manix Mandiola hacía lo propio. El entrenador del Alicante repitió sistema. Cinco defensas, pero se olvidó de que Rubiales, con toda su veteranía, no es Catalá. A esto hay que unir que David Malo no pasó del centro del campo a la hora de atacar, no por deméritos del jugador, sino porque el entrenador visitante supo taponar sus salidas, primero con Roberto Cuevas, y después con Moreno.
Mandiola analizó durante la semana a la perfección al Alicante, y le dio resultado. No tanto a Granero, que sabía la manera de ejecutar el rival las acciones a balón parado, y fue por ahí por donde llegó la derrota celeste.
El Alicante no estuvo mal. Realizó una primera media hora muy seria, con circulación rápida del balón y aparente peligro ante el marco rival. No obstante, Granero debió de haber apostado ayer por un once un poco más ofensivo, ya que Pedro, como único punta, no pudo con los zagueros visitantes. No obstante, el canterano tuvo la ocasión de su vida para haber puesto a su equipo por delante y, de paso, haberse estrenado como goleador en Segunda División. No llegó por milímetros a un gran servicio de Ismael.
De todos modos, el Alavés la había tenido antes. Unanua realizó la única parada de todo el duelo, atajando un disparo a bocajarro de Roberto Cuevas.
En el minuto 24, Ismael, junto a Azkoitia, el mejor de ayer, dio otra asistencia fenomenal a Pedro, que paró el cancerbero visitante. El andaluz se había marchado de cuatro rivales que le salieron al paso, pero el canterano no estuvo afortunado a la hora de definir.
Con empate se llegó al descanso. En la segunda mitad, el Alicante se vio sorprendido por la estrategia visitante. En tres minutos se llevaron los tres puntos.
Calcados
El primer gol llegó en el minuto 73 de partido. Pablo Casar, a la salida de un córner, cabeceó el cuero a la red; mientras que tres minutos más tarde, pero esta vez, merced a un libre indirecto, De Marcos hacía lo propio para sentenciar el partido.
Granero movió piezas. Optó por un once más ofensivo, con Capi, Álvaro y Francisco; pero la empresa era complicada. Además, Hevia Obras se unió a la fiesta al expulsar en ocho minutos al visitante De Lucas; y a los dos entrenadores en el minuto 84 de partido.
El Alicante fue un quiero pero no puedo. El corazón mandaba más que la cabeza, y además, el Alavés, consciente del premio que palpaba con las yemas de sus dedos, se defendió con orden, e incluso pudo haber incrementado su renta.
Al final, el espíritu del derbi se desvaneció, y el Alicante regresó a las andadas. Queda por delante un partido y toda la segunda vuelta. Una de dos: o con un par de triunfos el Alicante se engancha a la competición, o esto se hará demasiado largo y doloroso para un club que está pagando su novatada en una categoría que de momento, le queda grande.
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